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Guglielmo Poletti

Guglielmo Poletti, designer, Flos

¿Cuándo te diste cuenta de que querías ser diseñador?

 Me fui acercando al diseño gradualmente. Las primeras pistas vinieron sin duda de mi padre, que no es diseñador, pero sí un hombre de gran talento y sensibilidad, con un sentido muy fino del gusto y una gran curiosidad por las cosas más variopintas.

Su espíritu atrevido influyó en mí, pero también me empujó a buscar mi propio camino, de manera que el diseño entró en mi vida principalmente como una herramienta de emancipación. Un gran y viejo amigo mío, justo cuando empecé mi carrera profesional, me dijo: «No te sentías cómodo con el mundo que te rodeaba, así que has diseñado el tuyo propio». Nunca lo había pensado así, pero probablemente es cierto. El desencadenante definitivo llegó en 2010, cuando asistí a una conferencia sobre William Morris, el movimiento Arts and Crafts y el nacimiento del diseño industrial. Algo hizo clic; pensé que este campo me permitiría dar forma a las cosas según mis criterios subjetivos. Desde entonces, me lancé de lleno.

 

¿Qué es para ti la luz artificial?

 La luz artificial es el componente más relevante en la definición de la atmósfera de cualquier entorno arquitectónico. De ella depende cómo será el ambiente cuando oscurezca, mucho más que de cualquier otro objeto físico a nuestro alrededor, incluida la propia luminaria. De hecho, en la iluminación arquitectónica normalmente se tiende a hacerla desaparecer, integrándola en el espacio. Sin embargo, en la iluminación decorativa, además de ser una herramienta que ofrece la mejor iluminación posible, también desempeña un papel importante como objeto. En estos casos, cuando las cualidades de la lámpara y de la iluminación se conjugan con éxito, la luz artificial se convierte en el ingrediente efímero que consigue darle un alma a un objeto que de otro modo no tendría sentido.

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«pensar haciendo»: siguiendo sus intuiciones mediante prototipos y llevando los materiales a sus límites. «Nueve de cada diez veces, la intuición no me lleva por donde pensé que me llevaría. Y sigue siendo interesante, cuando aprendes a confiar en este proceso, ya no hay vuelta atrás»

Háblanos de tu primera colaboración con Flos.

Llevábamos un mes de pandemia de covid-19 cuando contacté por primera vez con Flos. Recibí un correo informal de Calvi Brambilla (comisarios de diseño de Flos) para evaluar la posibilidad de una colaboración. Me sentí muy honrado y emocionado, y el silencio surrealista que me rodeaba, impuesto por el confinamiento, hizo que ese momento fuese aún más especial. Después de la primera reunión virtual, empecé a trabajar libremente en varias ideas, sin ninguna instrucción. Junto a otras propuestas, presenté una maqueta a escala 1:1 de To-Tie y, si bien era un poco tosca, transmitía claramente la idea esencial del proyecto. Gracias a ella, To-Tie se convirtió de repente en la propuesta más avanzada y, por tanto, la primera que se implementó. A partir de entonces, el proceso avanzó sobre ruedas, pero nos llevó un año y medio refinar y trabajar en los detalles que hacen de To-Tie una lámpara de Flos. En esta fase logré llegar a un nivel de precisión que superó mis expectativas gracias a la confianza y el apoyo de todo el equipo. Fue entonces cuando comprendí la verdadera calidad de Flos: una mentalidad que se mantiene humilde y abierta a pesar de su increíble tradición cultural, respaldada por una experiencia técnica con la que la empresa sale de su zona de confort y amplía sus límites constantemente.

 

¿Cuál es el próximo objeto que quieres diseñar?

Acabo de empezar a trabajar con la iluminación, y me ha gustado mucho. Así que, ahora mismo, mi mayor deseo es seguir explorando este ámbito. Me atrae especialmente el contraste entre la enorme libertad formal que admite y la rigurosidad dictada por los parámetros técnicos que deben cumplirse. Estos conceptos opuestos representan dos caras de una misma moneda, una forma de afrontar los proyectos que es muy afín a mi forma de trabajar, que permite racionalizar la abstracción. En líneas generales, me gustaría ampliar mi porfolio trabajando en nuevas tipologías, en las pequeñas piezas que conforman un conjunto en una arquitectura. Me gustaría seguir trabajando en muebles, experimentar un poco más con algunas tipologías industriales más maduras y también ediciones limitadas experimentales. Por algún motivo, últimamente me fascinan las asas. Con el tiempo, me gustaría construir alguna obra arquitectónica a pequeña escala, quizás una estructura modular que se convirtiese en el continente de algunos de los objetos que he diseñado.

 

¿Hay algún maestro del diseño, el arte o la música que consideres un referente para tu trabajo?

Me interesa la actitud de las personas que admiro, más que su producción formal. La actitud es lo que importa a la hora de perseguir tus objetivos sin transigir demasiado, encontrar tu camino a pesar de todas las influencias externas. Lo que todas las figuras que podría mencionar como referentes tienen en común es la búsqueda confiada de una visión muy concreta mediante la coherencia y la perseverancia. Por mencionar un ejemplo, la figura de Maarten Van Severen siempre me ha fascinado. A lo largo de su carrera relativamente corta creó tan solo unas pocas obras, pero de una intensidad increíble. Representaban sus ideas sobre ciertos arquetipos, y las hizo con el máximo esfuerzo. Además, lo más importante es que él mismo era su principal cliente; creaba objetos porque quería ver sus ideas materializadas, y creo que esta motivación establece un vínculo muy profundo con tu propia obra. Por ejemplo, la silla Vitra .03 nació de forma autónoma en su taller, y en un principio estaba hecha completamente de aluminio. No fue hasta más adelante que decidió depurarla con la empresa, afinarla hasta convertirla en un producto industrial. Pero el diseño original era el resultado de un intento de hacer la silla perfecta según sus estándares personales, según un deseo íntimo. Me identifico mucho con este enfoque tan independiente.